Caminar por las calles de Lima es una tortura. Todas pobladas por no decir infestadas de drogadictos, prostitutas y mendigos ¿Es que acaso nos merecemos esto? . Lo más indignante de esto es ver a niños mendigando o trabajando para poder llevarse un alimento a la boca y me cuestiono: ¿Por qué los niños? Es que acaso ellos tienen la culpa de a ver nacido en un país donde junto con los ancianos son tratados como “los que sobran” o los que en fin, que vamos a hacer, tenemos que soportarlos ya que fuimos niños y llegaremos a la vejez ¿Es acaso esto justo? Y aun me sigo preguntando: ¿despertar o seguir soñando?
En mis sueños veo un país en el cual las diferencias sociales y económicas no existen, donde la pobreza, la drogadicción y los vicios sociales son temas inimaginables; un país donde los peruanos nos apoyamos y juntos salimos adelante y dejamos de ser un país tercer mundista; incluso aunque suene irónico, sueño con que nuestro país clasifique a algún mundial. Pero a pesar de todo existe una luz al fondo del túnel que me hace dudar. Vivo en un país de flora y fauna espectacular, una gastronomía única en el mundo. De gente tan amable, que en cualquier parte del Perú en la que me encuentre, me siento como en casa; un país de mujeres hermosas y maravillosas que con una sonrisa te hacen olvidar por un instante la realidad en la que vivimos.
Pero la duda aun me embarga ¿Es acaso esto razón suficiente para despertar? O ¿es que acaso sería mejor seguir soñando?

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